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© Hergé/Moulinsart 2012 |
1979. Es el 50 aniversario de Tintín y Bruselas acoge la exposición “El museo imaginario de Tintín”. El éxito es apabullante y la organización está desbordada. Multitud de tintinófilos se acercan a la exposición para disfrutarla y saludar a Hergé. Entre esa multitud, dos jóvenes tintinófilos creen haber descubierto un hallazgo fabuloso. En el cartel de la exposición, al fondo, desapercibido, hay un cajón, un pedestal, vacío.
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El pedestal vacío. |
Las especulaciones se suceden entre los dos jovenes. Uno de ellos, el más ingenioso, habla en voz alta (ante la mirada incrédula de los tintinófilos que le rodean) sobre el pedestal de Kih-Oskh que precede al cajón vacío, su clara connotación taoísta, sobre el ser y la nada...
Finalmente los dos aficionados logran abordar a Hergé. Este queda estupefacto ante sus teorías...
-Yo no conocía el Tao en los tiempos de Cigarros...-¡Pero entonces (insiste el joven) por qué hay un pedestal vacío, justo en frente, en el cartel!
-¡Ah! ¡El famoso pedestal! Eso es cosa de Bob de Moor, no está mal que alguien se lo recuerde.
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Bob de Moor, la mano derecha de Hergé. |
Los chicos, tras mucho esfuerzo, se topan con De Moor. Excitados le inquieren sobre la cuestión. Finalmente, el gran enigma, el significado del cajón vacío, va a ser desvelado.
-¿Que qué significa? ¡Pues que el impresor estaba en la luna! Le dejé bien claro que cortara la imagen más abajo, pero no lo ha hecho. Y ahora tenemos ese absurdo cajón vacío en el cartel. Es un error, pero tiene su gracia. Hergé y yo nos reímos cada vez que lo vemos.
Feliz entrada de año y mis mejores deseos para todos.
Bibliografía:
Hergé, portrait biographique, de Smolderen y Sterckx, (Casterman 1988) Capítulo 38.