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martes, 14 de agosto de 2012

Kropow: los umbrales de la percepción

 © Hergé/Moulinsart.

"Un mensaje subliminal es un mensaje o señal diseñada para pasar por debajo (sub) de los límites normales de percepción. Puede ser también una imagen transmitida de un modo tan breve que pase desapercibida por la mente consciente pero aun así, percibida inconscientemente". -Wikipedia

Ver una película de Kubrick produce una sensación extraña, onírica. Más allá de la indudable maestría del director, el espectador siente, en algunas escenas, una sensación mágica. El efecto es buscado por el director y tiene una explicación sencilla: la película está plagada de elementos subliminales. Un ejemplo puede ser La naranja mecánica. Hay una escena en la que los protagonistas están cenando en el comedor. En cada secuencia, Kubrick crea una contradicción: el vaso que estaba vacío, ahora está medio lleno, el cuadro de los segundos planos cambia, los cubiertos van variando de posición, el pañuelo que aparece en el bolsillo de un personaje desaparece en la siguiente secuencia...Obviamente, el espectador está pendiente de los diálogos, de la intriga, y no se percata de todo esto. Pero su cerebro sí y procesa una información del entorno contradictoria. El sujeto perceptor siente que hay algo extraño,  pero no es capaz de racionalizarlo. Es un "no sé qué".



© Hergé/Moulinsart.

Parece ser que Hergé y Jacobs también gustaban de provocar en el lector estas sensaciones mágicas. Las escenas que transcurren en el castillo de Kropow, en el álbum El cetro de Ottokar, tienen algo especial. La clave está (entre otras cosas, por supuesto) en los murales. Los frescos que hay en los muros del castillo tienen vida, se mueven, mandan señales subliminales al lector y está por descubrir si contienen algún mensaje específico.

Esta página la habremos leído decenas de veces. Vamos a ver como una espada va atravesando a todos los personajes, como una flor (la espada y la flor) va cambiando de ubicación y la aparición de extrañas figuras.





 © Hergé/Moulinsart. Clica en la imagen para ampliar.

Son unos murales hostiles a los protagonistas. En la primera viñeta tenemos una disposición de lo que en teoría debería de ser un cuadro inmóvil (obviamente). Pero en la siguiente viñeta empiezan las agresiones. La espada atraviesa a uno de los personajes. El jinete agrede con una patada en la boca al rey. Por otro lado, vemos que aparece, en el mismo mural, un misterioso personaje de la nada (su pie se posa sobre el pecho de un supuesto cadáver). Y atención a la flor, porque se va a desplazar en el sentido inverso a las agujas del reloj. En la tercera viñeta de esta serie, la espada atraviesa al rey y la flor ya está claramente en movimiento.

En las viñetas siguientes podemos ver como la flor mantiene su órbita, su movimiento, y como Tintín es brutalmente atravesado por la espada. Algo muy curioso es que, al entrar en escena los Dupondt...¡la espada desaparece!

¿Tal vez es porque ya han recibido lo suyo en la página anterior?

© Hergé/Moulinsart.
© Hergé/Moulinsart.

Regardez bien, Dupond...porque de esos inofensivos arbustos acaba de aparecer un pequeño dragón.


Bibliografía:

Le sceptre d'Ottokar, de Hergé. Casterman (1947). Páginas 43-44.

2 comentarios:

  1. buenisima entrada, felicidades scardanelli, el cetro siempre tuvo elementos buenisimos, como el que comentas, para mí puede que sea uno de los albumes que más secretos esconde de hergé, como ese panfleto de syldavia de 3 hojas, era un maestro sin dudas.

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    1. Gracias Hugo. No negaré que las entradas "de mi cosecha", fruto de relecturas, me dejan un gran sabor de boca. Lo del panfleto de tres páginas es una genialidad de Hergé. El autor era único jugando con los distintos niveles de lectura: el metalenguaje de Milú, las apariciones suyas y de sus colaboradores, las referencias contínuas a otros álbumes...Lo de Ottokar es genial, estás leyendo la historia y, de repente, te encuentras leyendo el mismo panfleto que el protagonista. Si estás muy metido en la lectura, acabas casí sin poder discernir en que plano estás, si en el del lector o en el del protagonista de un relato de ficción jajajaja. Un saludo Hugo, gracias como siempre por darle vida al blog.

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