(Un lector del blog, El Villano en su rincón, nos hace un comentario que me resisto a calificarlo como tal, y le doy rango de entrada).
Siempre se ha dicho, en tono jocoserio, que el único español que aparece en toda la serie de Tintín es el "cajaliano" científico D. Porfirio Bolero y Calamares de La estrella misteriosa, por lo demás figurante "sin diálogo", dicho sea en términos teatrales (ni siquiera se conoce cuál es su especialidad científica).
Me sorprende que nunca se alude a otro español con algo más de presencia en la obra. En El secreto del Unicornio, tras el combate en cubierta y con Hadoque cargado de ataduras, Rackham le condena por haber dado muerte a "Diego el Navarro, mi fiel lugarteniente".
La primera duda surge sobre si tal patronímico es una licencia de la traductora. Acudiendo a la edición primigenia (cómo no, Bellier, tira H-56):
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© Hergé/Moulinsart 2013. |
comprobamos que, efectivamente, Rackham le nombra como "Diego le Navarrais".
La siguiente cuestión es si el tal personaje pudiera ser originario de la Navarra francesa o Baja Navarra (los territorios navarros que quedaron allende los Pirineos y que se incorporaron a la corona francesa con el ascenso al trono de Enrique III de Navarra como Enrique IV de Francia). Parece que Hergé, sin embargo, quiso incidir en la españolidad del personaje al dotarle del antropónimo "Diego" (una de las formas de Yago o Santiago), privativo de la lengua castellana; tan sólo el gallego "Diego" y el portugués "Diogo" presentan una forma parecida entre las lenguas romances.
El personaje aludido debe de ser el que reta a Hadoque en combate singular algunas viñetas más atrás (tira H-52): su rango se pone de manifiesto en el tocado de plumas y su condición de español en lo que se supone tal estereotipo en un cómic, a la manera en que igualmente se presentan los iberos en Astérix en Hispania: cabello negro, cejas pobladas, semblante de pocos amigos, barroquismo en la indumentaria, un cierto desaseo y, en la versión en color, piel atezada.
Estaríamos, pues, ante el segundo español de la serie, y no deja de sorprenderme que, hasta donde conozco, no se haya reparado nunca en esta anécdota.
El personaje aludido debe de ser el que reta a Hadoque en combate singular algunas viñetas más atrás (tira H-52): su rango se pone de manifiesto en el tocado de plumas y su condición de español en lo que se supone tal estereotipo en un cómic, a la manera en que igualmente se presentan los iberos en Astérix en Hispania: cabello negro, cejas pobladas, semblante de pocos amigos, barroquismo en la indumentaria, un cierto desaseo y, en la versión en color, piel atezada.
Estaríamos, pues, ante el segundo español de la serie, y no deja de sorprenderme que, hasta donde conozco, no se haya reparado nunca en esta anécdota.
Sin embargo, podría abrirse la discusión en este sentido: al figurar en una historia dentro de la historia ¿cabría considerar a Diego el Navarro estrictamente como un personaje del universo tintinesco? Respondan los expertos.
El Villano en su rincón.