Imágenes propiedad de Hergé/Moulinsart. |
Tras un lustro de espera desde el último álbum, el 1968 empieza a imprimirse, al fin, la vigésimo segunda aventura de Tintín: Vuelo 714 para Sidney. Las máquinas de Casterman se disponen a imprimir miles de álbumes, que se van a vender como rosquillas en las librerias.
Pero Hergé, de un perfeccionismo que rozaba la psicopatía, no deja de pensar en sus historias ni siquiera cuando las ha terminado.
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Esa viñeta en la cueva…tal vez Haddock…si dijera algo más característico…”en que cueva de ladrones nos has metido” (Dans quelle caverne de brigands nous sommes ici).
Pero el álbum ya estaba en la imprenta. Sería capaz Hergé de…
Sí. Fue capaz. Ni corto ni perezoso, el maestro mandó parar máquinas, puesto que era necesario introducir una correción en el álbum. Tras la edición de unos pocos centenares de álbumes, la impresión se reanudó con la siguiente modificación.
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Los escasos ejemplares que se imprimieron de la primera versión son hoy cotizadas joyas de coleccionista.