Imágenes propiedad de Hergé/Moulinsart. |
Previamente a la elaboración de este álbum, mientras trabajaba en Tintín en el Tíbet, Hergé consultó por un breve periodo de tiempo al doctor Riklin (discípulo de Jung), a propósito de unas pesadillas que atormentaron al autor durante meses. Paradójicamente, el sueño de Haddock en la página 14 de Las Joyas de la Castafiore es absolutamente freudiano. Peeters se basará en La interpretación de los sueños de Freud para analizarlo.
Imágenes propiedad de Hergé/Moulinsart |
(1) Las figuras de la Castafiore y el loro están condensadas en una sola representación. Los puntos en común entre los dos personajes son evidentes: para Haddock, los dos son insoportables (sobretodo desde el punto de vista auditivo). Hay también un cierto parecido estético; la figura del cuerpo de la diva recuerda a la del loro, así como su llamativa nariz. Para colmo, el loro es un regalo de Bianca, con lo que la conexión es absoluta.
(2) Los loros son una prolongación de la Castafiore. Hay muchos loros. Incontables. Como lo serán las representaciones de la diva. El episodio reproducira, constantemente, la imagen de la cantante: espejos, periodistas, cámaras de televisión, etc.
Llama la atención la mirada amenazadora de los loros, la vigilancia severa…
(3) ...y la amenaza de castración. Haddock está acorralado. Está desnudo…y completamente avergonzado (mirad el álbum y veréis que tiene el rostro enrojecido). En esta viñeta es donde se hace más explicito el carácter erótico de la relación entre los personajes: la habitación, la cama, la desnudez y el pudor.
(4) La viñeta está dividida en dos espacios muy diferenciados. Una larga franja separa el escenario del anfiteatro. Según Peeters, este elemento le da el verdadero sentido al sueño y a todo el episodio: la imposibilidad de actuar, de subir al escenario. Atrás quedan las aventuras exóticas donde los protagonistas observan a los demás y son el motor de la acción.
En el interior del castillo solo habrá periodistas, fotógrafos, cámaras, micros…Los personajes principales de Las aventuras de Tintín, en toda la serie motores de la acción y observadores, serán en este álbum sujetos pasivos de unos acontecimientos que no controlan, y pasaran de observadores a observados.
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